EL OCASO DE CHADWICK
El ocaso de Chadwick
La credibilidad y confianza en el ministro del Interior, Andrés Chadwick, está por los suelos.
Su último numerito, evadir la responsabilidad en distorsionadas informaciones dadas por él en torno al asesinato de Camilo Catrillanca, aludiendo a que no escuchó bien, que era mala la señal, cuando fue informado sobre la realidad de los hechos por parte del general de Carabineros a cargo de la Zona de La Araucanía.
Una respuesta sin fuerza, evasiva y absurda, porque tratándose del asesinato de un joven mapuche, en el clima que se vivía en la Región, el ministro debió indagar más y mejor.
Lo dicho por Chadwick hace más insoportable las versiones oficiales frente a la opinión pública.
Todo es parte de una serie de torpezas, malos manejos, desprolijidades, desinformación, poco control de autoridad sobre Carabineros y adelantos de juicios de parte del Ministro, que generan un cuadro de incumplimiento de sus deberes.
Escuchando y leyendo a diversidad de analistas y comentaristas, revisando las declaraciones de una decena de partidos políticos y sinnúmero de parlamentarios, observando vocerías y manifestaciones del pueblo mapuche y desde la sociedad civil, pero sobre todo siguiendo el curso de los acontecimientos en base, sobre todo, a las investigaciones judiciales, palabras de carabineros inculpados y afirmaciones de generales de la policía civil, queda claro que hay una responsabilidad política suprema de Andrés Chadwick en el montaje, desinformación, desaciertos y confusiones en torno del asesinato de Camilo Catrillanca.
Es el cuadro preciso para que salga de una responsabilidad tan sensible como el Ministerio del Interior.
Si el Presidente Sebastián Piñera no lo saca por consideraciones políticas contingentes, por no querer seguir bajando en las encuestas o por mostrarse obtuso ante los reclamos de amplios sectores del país, estará prolongando una crisis instalada y proyectando un mal funcionamiento de su administración.
* El Siglo - Editorial 08/01/2019