LOS CONSCRIPTOS DEL ÉJERCITO QUE VIVIERON EL GOLPE DESDE ADENTRO
Miles de jóvenes soldados tuvieran que enfrentar este hecho histórico.
Algunos de ellos relataron sus vivencias a 42 años del golpe.
El Golpe de Estado de 1973 cambió la vida de un país entero, desintegró familias completas y provocó que miles de jóvenes soldados tuvieran que enfrentar situaciones que jamás quisieron ni pensaron vivir cuando entraron al Ejército.
En abril de ese año, el joven Jorge Sepúlveda dejó el campo en la comuna de Freire con la ilusión de servir al país desde el Ejército en el Regimiento Tucapel de Temuco, pero al poco andar y desde el 11 de septiembre, nada de lo que vivió fue lo que imaginaba.
"Recién había empezado a trabajar en el campo y salí llamado al servicio militar. (Estuve) contento, pero nunca pensé que iba a ser testigo de tanta masacre, de tanta muerte, de tanta odiosidad hacia el pueblo, hacia la gente", dijo.
"Ahí le aplicaban corriente adentro del regimiento... y los lamentos. La gente lo que más quería en esos momentos era morirse. Yo ahí estaba de guardia, al lado (...) un milico de mi edad en ese tiempo, 18 años, era colaborador de estos que torturaban a la gente", sostuvo.
En la época eran todos menores de edad, a quienes el servicio militar de un año se les alargó a dos o tres años, truncándose sus posibilidades de estudios, oficio o trabajo. En efecto, muchos de ellos, como Jorge Sepúlveda, debieron ser testigos de atrocidades y muerte.
"Cuando llegó el helicóptero, los de la caravana de la muerte llegaron al patio del regimiento (Tucapel). Ahí venía este señor Pinochet y yo estaba de guardia, yo estaba en el mismo momento en que bajó el helicóptero y los vi a todos los que estaban ahí. En ese momento sacaron a los prisioneros que tenían en el gimnasio y los llevaron a la isla Cautín y ahí ocurrió la masacre", manifestó.
"Éramos jóvenes, teníamos miedo porque capaz que nos nombraran a nosotros ahí para ir a matar gente, porque de repente salía la orden del día que tal soldado tenía que hacer tal cosa en tal compañía y los que participaron fueron los oficiales", añadió.
Algunos cumplieron órdenes de torturar y matar, mientras que otros se rebelaron y pagaron las consecuencias.
Raúl Valladares estuvo acuartelado durante tres años en San Fernando, Concepción y Tierra del Fuego durante un régimen que no tuvo contemplaciones ni con los suyos
"Yo le pregunté a un instructor que me dijera por qué tantos malos tratos, por qué tan brutal, por qué (nos mantenían) con hambre, por qué nos golpeaban, y este caballero me dijo: ¿Cómo crees que pelea mejor un perro, con hambre y con odio, o bien alimentado y con cariño? Ahí entendí", sostuvo.
Los ex conscriptos viven con el trauma de cargar con tormentosas experiencias propias o narradas por sus compañeros, por eso, como lo manifestó Raúl Valladares, muchos de ellos se sienten como víctimas no reconocidas.
"Quisiera pedirles que no se olviden de Carmen Gloria Quintana, de Rodrigo Rojas de Negri y que no se olviden de nosotros", agregó Valladares.
Fuente: Cooperativa.cl