SOBRE EL PARTIDO SOCIALISTA DE CHILE

24.01.2018 12:04

Durante casi 30 años, desde que se fue reanudando la vida democrática en Chile, un pequeño grupo de militantes socialistas nos opusimos a las tendencias fraccionales en el Partido Socialista. Ese sector no tendencial estuvo encabezado por los hermanos Clodomiro y Manuel Almeyda.

Sufrimos muchas derrotas, pues las máquinas electorales y las promesas de “repartos” de cargos y prebendas fueron siempre un atractivo poderoso.

Tal como se pronosticó, las tendencias internas, con jerarquías propias y sin manifestar adhesión ni a programas o políticas que las distingan, se han convertido en camarillas que usan la estructura partidaria para carreras personales e ingresos monetarios.

La tendencia mayoritaria autodenominada Nueva Izquierda, tenía un jefe o líder, que imponía una disciplina de hierro.. En las elecciones internas usó el sistema de plantillas en que se asignaba a un militante de la tendencia controlar a un grupo de votantes y señalar preferencias para maximizar los resultados. Eso de por si era malo, pero aún no se caía en los negocios “propios”. Sólo se dedicaban a repartirse cargos internos y en el gobierno de turno.

A nivel de las comunas se fue desarrollando un sistema de reclutamientos masivos, usando a los directivos en los municipios o en las empresas estatales en que hubiera ejecutivos socialistas Los campeones en ese sistema fueron los de la tendencia “tercerista” quienes lograron reclutar miles de nuevos militantes solo con fines electorales internos. El tercerismo logró volver a ocupar la Presidencia del socialismo en alianza con otras tendencias.

Todo esto a la vista y paciencia del Tribunal Supremo socialista, que estuvo cuoteado entre las principales tendencias y que no ha propuesto medidas para recuperar la ética socialista y sanear los procesos electorales internos que son de su exclusiva responsabilidad.

Pero que en el Municipio de San Ramón se haya llegado a reclutar 5000 militantes electorales y que su voto fuera manejado por un alcalde socialista y puesto a disposición de cargos internos y de ahí usarlo para negocios mafiosos, es lo que rompió el saco y se está saliendo la infección por muchas partes.

El Partido Socialista no nació para disfrutar del sistema capitalista y para promover socialmente a sus militantes. Nació para cambiar al régimen capitalista. Aunque no tengamos ahora tan claro cuáles deben ser esos cambios, nuestro esfuerzo debe concentrarse en impulsar la igualdad y la democracia participativa. Nuestros aliados políticos deben ser los que compartan esos objetivos y tengan presencia en la sociedad actual.

Después de las elecciones de Noviembre o Diciembre el socialismo debe impulsar un proceso de reflexión entre todas las fuerzas que estén por el cambio social. En el plano interno del socialismo esa reflexión deberá conducir a propuestas orgánicas y programáticas que superen la estrecha visión de las llamadas “tendencias” o “sensibilidades” y replantear al socialismo como la fuerza central e indispensable para integrar el Frente de Trabajadores a nivel nacional y latinoamericano.

* Ernesto Benado