El Comité Exterior del GAP expresa en el presente comunicado y por todos los medios a su alcance su más profunda preocupación frente a la ofensiva contra los acuerdos de paz que vive Colombia.

En esta ofensiva, los grupos de extrema derecha, paramilitares y algunos responsables del ejército colombiano han asesinado un número de dirigentes campesinos que crece de manera alarmante: 100 de ellos han sido asesinados solo el año pasado y en el presente año, ya van 19 víctimas.

Esta serie de asesinatos, que se acompaña igualmente de amenazas, desapariciones y hostigamientos, es una clara acción de intimidación contra los defensores de la paz y contra quienes podrían reclamar la necesaria justicia y el derecho a la tierra.

Se trata también de múltiples acciones de los enemigos de la paz que tratan de instalar a como de lugar un clima de tensión y de crisis política que impediría la implementación de los acuerdos que acaban de ser aprobados por el gobierno y la guerrilla.

La agresión militar a Libia, encabezada por la OTAN y apoyada por la Unión Europea, provocó la destrucción del Estado, de sus órganos de gobierno y de infraestructuras materiales, encaminando al país hacia una situación de desagregación, provocando la degradación general de las condiciones de vida y exponiendo la población a una guerra de agresión que aún hoy produce efectos devastadores.

La guerra de rapiña fue alimentada y financiada desde terceros países, con la intervención directa y abierta de los Estados Unidos de Nortemérica y sus aliados en el apoyo criminal a grupos militares terroristas.

La guerra de rapiña  impulsada desde el exterior lanzó a Libia en una situación de eliminación y supresión  de las más elementales libertades y derechos, de profunda miseria y carencia material, con una crisis humanitaria creciente, con la existencia de enormes flujos migratorios, nos referimos a de millones de hombres, mujeres y niños.