ÚLTIMA HORA

MENSAJE DE ALEJANDRO MONTIGLIO

23.05.2017 21:13

Henos aquí, finalizado un largo viaje de 44 años que tiene su trágico origen en la organización de la mayor operación de inteligencia registrada en el cono sur: la Operación Cóndor, responsable de la detención, captura, tortura y desaparición forzada de miles de compañeros y compañeras, miembros de ese hermoso proyecto de una patria socialista, de un solo continente libre del poder de los esbirros al norte del Río Bravo.

El camino que ha finalizado la justicia italiana ha permitido mancomunar los esfuerzos de seis repúblicas americanas, cuyos gobiernos, tardíamente, han dicho pretender dar muestras, con este gesto, de una voluntad seria por restituir el sitial que se merecen nuestros caídos. Creo, sin embargo, que estos esfuerzos, en cuanto iniciaron sospechosamente a tantos años de los sucesos en cuestión, carecen de convicción y de la búsqueda honesta de la conquista de esos dos pilares que sostienen las verdaderas democracias, verdad y justicia. Creo que la justicia no es aquella dama proba y justa, sino esa meretriz comprable y vanidosa que puede y debe haber sido tentada a actuar por intereses hasta ahora no del todo claros.

Hablo por aquellos que no tienen voz, por aquella ingente masa ora silenciada por la avaricia y el acomodo, por los hijos de esta América insurgente, de la que Anìbal era parte y de sus sueños.

Creo que en su nombre, este proceso judicial no debe ser entendido como una charada más y que, de una vez por todas, sean juzgados y reciban la pena justa todos los asesinos y sus cómplices, aquellos civiles y militares que permitieron la caída de las democracias, y la instalación de las dictaduras y los tránsitos hacia estadios de acuerdos entre grupos de poder, visto que algunos ya han recibido sentencia. De una parte se cierra una pàgina jurìdica pero, de otra, se inicia el trabajo de reescribir la historia.

Es curioso como las actuales administraciones de estos seis países, se encuentran hoy abocadas a la conquista de verdad y justicia, cuando la historia jurídica vivida en cada una de ellos nos habla de otra cosa.

Por ello, debemos ser cautos y estar hoy aún más atentos y movilizados que antes, pues todo indica que nuevamente se busca transar para alcanzar ese escenario de equilibrios, donde las violaciones a los derechos humanos son sólo un escollo a superar para dar definitivamente vuelta la página e iniciar un nuevo período desde una práctica jurídico-política acorde con este modelo.

Coherentes con la forma en que nuestros compañeros encontraron la muerte, pero sobretodo con el modo en que construyeron sus vidas, vidas entregadas por entero a esta causa de construcción de la patria socialista, es que no podemos dejarnos engañar por las maniobras de aquellos que coordinan esta operación política. Huelga decir que no es la primera vez en la historia que se pretende un ejercicio de tales magnitudes y en que se termina la estrategia con acuerdos entre cuatro paredes. Queda mucho por hacer para tener una la justicia efectiva para nuestros compañeros, no solo para los combatientes de aquel funesto martes 11.

Esta es una historia de traición y búsqueda desquiciada de poder, una historia de muerte y de sangre. Nuestra historia emancipadora está escrita con esa sangre, que algunos llevamos en las venas, y otros en sus manos.

Los sin voz nos exigen hablar de una memoria viva, no de la marmórea, la anquilosada, esa pétrea que estorba y que no nos permite mirar adelante, sino de aquella que está presente en nuestro quehacer cotidiano, en nuestras luchas, luchas internacionalistas, de los resistentes de todos los confines.

Nuestros compañeros ya han entrado en la historia, en la historia grande no minada por mezquindades ni sectarismos, ni por partidos, ni slogans. Ellos están más vivos que nosotros por la convicción con que vivieron sus vidas y enfrentaron sus muertes, y desde ese ejemplo señero es que nos vemos impelidos a recordarlos reivindicándolos activamente.

Y lo sabemos: la única forma de hacer carne ese empeño es luchando.

Para nosotros, más importante que narrar cómo murieron, es narrar cómo vivieron, cómo se empeñaron en ese gran proyecto de un mundo donde no exista la explotación del hombre por el hombre.

Y porque estamos vivos, no hay perdón ni olvido.!

 

AGRADECIMIENTOS DE TAMARA MONTIGLIO B.

23.05.2017 20:58

La verdad es que nunca me imaginé que llegaría este momento, no sólo porque ese fue uno de los objetivos de la dictadura al hacerte desaparecer junto a tantos otros compañeros sino porque, en tu caso particular, era muy difícil, por no decir imposible, recurrir al ADN de familiares por línea materna para lograr tu identificación. Pero le doblamos la mano a la dictadura y hoy, no sólo tenemos la posibilidad de despedirte como se lo merece todo ser humano sino que, además, tenemos un fallo favorable por parte de la justicia italiana que, paradojalmente, fue más diligente que la chilena.
Hoy, no sólo contamos con una certeza histórica, sino que también con una certeza jurídica y otra científica, todas las cuales confirman la brutalidad con que fuiste asesinado junto a los colaboradores más cercanos del Presidente Allende. Enterarme de los pormenores en plena adolescencia no fue fácil pero, extrañamente, fue como confirmar lo que siempre supe, como completar el puzzle, lo cual no minimiza el dolor ni la pena, ni la ausencia tuya en fechas importantes, así como en la vida misma, en lo cotidiano. Me habría encantado que hubieras podido conocer a tus nietos (Bruno era igual a tí cuando recién nació), disfrutarlos, consentirlos, haberte podido pedir un consejo, abrazarte, darte un beso. Nada de eso fue posible, la vida quiso otra cosa.
No sé si te gustaría el Chile en el que vivimos, en lo que se ha convertido: un país desigual, indolente, individualista y sin oportunidades, tan distinto al ideal de país por el que diste tu vida...
Pero hoy estamos aquí despidiéndote y quiero dar gracias a la vida, parafraseando a nuestra Violeta Parra, y dar gracias también a hombres de carne y hueso que se jugaron el pellejo por llegar a esta verdad que hoy nos convoca, entre ellos: a los abogados de la Vicaría de la Solidaridad, a las agrupaciones de familiares, a mi abuela materna que te buscó como si fueras su propio hijo, y que se fue de este mundo sin saber dónde y cómo moriste; a los profesionales del SML y del Programa de DDHH del Ministerio del Interior que siempre nos brindaron un gran apoyo. En fin, quiero agradecer la presencia de quienes te conocieron personalmente ya sea en el ámbito universitario o como compañeros en el dispositivo de seguridad (GAP), o porque eran familiares directos, y de quienes te conocieron a través de nosotros, tu descendencia, y quisieron estar hoy y acompañarnos en este momento tan íntimo en el que yo, al menos, no hubiera querido estar sola.
Viejo querido: siempre has estado presente en mi vida, antes y después de saber cómo te arrebataron la tuya, y no he dejado de pensar en tí desde que fuimos notificadas de la identificación de tus restos. 
 Te doy un beso eterno y a la distancia, ese que no te podré dar más que en sueños... 
Estés donde estés, en el cielo dicen... y es lo que le hemos dicho a tus nietos Rafaela y Bruno, espero, hayas podido hacer tu Revolución.
Aníbal Salcedo ¡¡Honor y gloria en tu memoria por siempre!!

Tamara Paola Montiglio Belvederessi

Después de la vorágine vivida los últimos dos meses y con un poco más de paz en el corazón, no me queda más que agradecer a todos quienes nos acompañaron de manera presencial en esta anhelada despedida, así como a quienes lo hicieron a la distancia con el corazón. Jamás pensé que llegaría tanta gente: amigos y compañeros de universidad, compañeros del GAP, miembros de mi familia materna y paterna, amigos de la pega y otros amig@s que no veía hace algún tiempo y quisieron estar presentes…. GRACIAS!!!

<< 230 | 231 | 232 | 233 | 234 >>